viernes, 10 de enero de 2020

No quiero crecer: El instituto y año 2000

Igual que a las máquinas le «salió» un problema en el 2000 y lo solucionaron, a mí me surgió un problema y no lo solucioné... bueno, fueron unos cuantos problemas asociados.

Echaba de menos a mis compañeros del primer colegio. Los echaba de menos porque soy muy idealista, muy nostálgico y, también, los echaba de menos porque había decidido dejar aquel colegio a final de curso sin sopesarlo mucho, poco o nada, más movido por el orgullo de un niño especial que había tenido problemas los últimos años y había ido creándose una reputación de furioso y odioso (seguramente eran más bien apreciaciones de aquel niño, pero eso nunca lo sabremos con certeza).

Echaba de menos a mis compañeros del segundo colegio. Los echaba de menos porque a diferencia de un entorno más bien agresivo como el instituto actual, el anterior colegio gozaba de cierta buena cultura y gusto y bastante cuidado al estilo del primer colegio, con profesores que miraban mucho más allá de la lección y de vez en cuando me sacaban de clase (como don Pablo) para inquirirme sobre mi bajo rendimiento académico y para confirmar sus sospechas de que yo dormía anormalmente poco.

También echaba a estos últimos de menos porque en los dos años que había pasado allí (13 a 15 años) había empezado la pubertad o la adolescencia o como quiera que se llamara aquello y había empezado a encontrar amigos con los que descubrir relaciones de mayor proximidad y con las que me sentía más realizado.

Sin embargo, fue en los años en aquel segundo colegio cuando empecé a merodear aquello de «La Fuente», un grupo de personas provenientes sobre todo de aquel colegio y que nos dedicábamos a pasar las tardes tras el colegio iniciándonos primero en el tabaco y el alcohol y más tarde en los porros y otras cosas. Este fue mi ámbito de socialización extraescolar principal en aquellos años y me marcó y condicionó enormemente.


Echaba de menos un ambiente protegido. Y digo protegido en el sentido de cultura, cuidados extra por parte del profesorado y la administración del instituto (ya no estaba en ninguno de los dos colegios anteriores; ni en el primero «pijo cool» ni en el segundo «académico puturrú»). El instituto y sus dinámicas permitían que te fueras a la mierda con muchísima facilidad y, si en 4º de ESO tuve un año académico de rendimiento excelente, no lo fue así en el ámbito social y eso, unido a mi participación más activa en «La Fuente», hizo que en 1º de Bachillerato, con el incremento de la dificultad del curso, empezara a fallar, petardear y faltar a clase en pro de algunas mañanas en «La Fuente» y posterior asistencia a clase fumado, con el descrédito de profesores y compañeros de clase, estos últimos alejándose poco a poco de mí).

Realmente cabe aquí una aclaración, porque estas dinámicas que «empecé» según este escrito en 1º de Bachillerato habían sido habituales en 3º de ESO en el segundo colegio, con mi mejor amigo de entonces como principal cómplice. Y mi mejor amigo de entonces se cambió conmigo al instituto, permaneciendo yo el primer año (4º de ESO) alejado de él y más centrado en los estudios y volviéndome más cercano a él y al ambiente de jolgorio, por mis necesidades de socializar, durante el siguiente año (1º de Bachillerato) y siguientes, lo que me haría bajar el rendimiento académico en 1º de Bachillerato de tal modo que me quedaron 4 asignaturas, repetí curso y, fruto de mi búsqueda vital y de sentirme extraviado, decidí cambiarme de ciencias puras a humanidades, lo que de nuevo condicionaría y mucho mi vida.

En resumen:
2º colegio: primer año bien, segundo año conozco a amigos que me llevan por una senda algo tóxica
instituto: primer año bien, segundo año me dejo llevar por extraescolar en parque mal y faltas a clase, tercer año empiezo a faltar por mi cuenta (me dormía por las mañanas por quedarme toda la noche con el ordenador).

Esto aún colea ahora, 17 años después.
He roto con la mayoría de amigos, no consumo más que alguna cerveza si salgo por necesidades del servicio y trato de dormir de noche y aprovechar de día.

Pero la gente que me rodea y que no es mi familia (y que tiende a pesar más desde que no está mi madre, aunque trato de contrarrestarlo con otras cosas) tiende a eso:
- despiertos de noche hasta las tantas por sistema
- dormir de madrugada y de mañana hasta el mediodía
- algunos incluso bebiendo y/o fumando a diario
- casi ninguno trabaja ni hace una vida sana
- ni por asomo compartir salidas al campo, a pasear, a correr, al teatro, a cine de calidad, a nada

Estoy solo pero he sobrevivido.

Quiero mucho a mi familia.
Hago deporte.
Trato de comer sano.

En fin, sobreviviendo.

La culpa es del sistema, ¿de cuál de ellos?, y llega un momento que hay que salirse, aunque la gente se quede en la cuneta... no quieren salvarse, lo siento mucho por ellxs.

Tech: Cosas que hacerle a una página web que mantienes (institucional o muy grande i tot alló)

 Cosas que le puedes hacer: Estandarizar los colores   Homogeneizar las fuentes Una para el contenido Otra para los enlaces (y así te evitas...