miércoles, 3 de marzo de 2021

Fantasmas / Mis obsesiones me permiten alcanzar esos objetos

Bueno, alguna vez igual os ha pasado. Queréis pensar en algo y os viene a la cabeza un fantasma que se apropia del pensamiento.

En mi caso me ocurre con varias cosas:

- A la hora de pensarme/sentirme/entenderme en el mundo, es habitual que piense por ejemplo que mis compañeros de trabajo consideran que soy como esa gente de la que trato de zafarme e incluso que lo piensan porque saben que en el fondo soy como ellos.

En resumen: Sentimiento de culpa

- Si me estoy masturbando y veo porno, a veces no puedo evitar acordarme de un amigo que tuve que era medio proxeneta. En medio de la paja. No puedo evitar que se eche a perder ese momento de hedonismo. Me lo imagino ahí dando órdenes a su cuidada, que pasa a ser la del vídeo. Si ya ver algo tan denigrante me supone reparos, el hecho de que últimamente se me venga a la mente el proto-fantasma de Andrés dándole órdenes a mi objeto de placer cosificado me arruina la existencia.

En resumen: Sentimiento de culpa


A lo largo de mi vida mucho me he jactado de ser anarquista, librepensador, intelectual... 

No soy nada de eso, ya no oso.

Sin embargo, últimamente me doy cuenta de que tengo varios complejos que no había identificado en estos años:

1) acuso al mundo de cuñadismo cuando yo soy el primero (mi padre también). estamos en proceso de superar el cuñadismo pero de momento es lo que somos y tenemos que aceptarlo para ir con más cuidado por ahí

2) acuso al mundo de ser profundamente puritano sin haberme parado a pensar cuáles son las resortes, mecanismos y causas que configuran ese puritanismo; solo últimamente cuando me doy cuenta de que tengo fantasmas en la cabeza puedo entender que quizá el mundo no lo es tanto como yo pienso y que tengo trabajo en casa, y en realidad todo esto me reconcilia un poco con el mundo

En resumen:

1) ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el nuestro


Además, me estoy dando cuenta de que cuando pasas por una época en que dedicas gran parte de tu tiempo a un solo aspecto de tu vida, es fácil descuidar los demás.

Mirando en perspectiva, hace algo más de un año, en enero de 2020, estaba completamente destrozado por el ritmo de vida y no había día que pidiera al mundo parar. No me jacto del hecho global de la pandemia, pero en marzo de 2020 agradecí a los dioses, a dios y al cielo que hubiésemos parado.

Gracias a que no se podía salir recuperé el gusto por el deporte. Más tarde, gracias a que solo se podía salir a comprar o a hacer deporte por las tardes, me volví un amateur de caminata diaria de 10 km.

Además, por haberme hallado cándida en el esputo en una prueba de febrero, allá por abril de 2020 decidí dejar de comer hidratos y azúcares, con lo cual solo comía: carne (magra), pescado (magro), verdura y huevo.

Aunque seguía el régimen bastante a rajatabla, siempre tenía mi refresco de cola cero cero de las tardes y mi recompensa tras la caminata en forma pecadillo choricil.

En diciembre de 2020 decidí volver a comer un poco de todo.

Desde el 8 de enero de 2020, con la nevada que trajo Filomena, incorporé el aceite de orégano ingerido a mi vida y las cosas volvieron a mejorar.

Sin embargo, ahora que ando haciéndome las pruebas de intolerancia al gluten, hongos en las manos y ETS, he aprovechado estas semanas para hacer un prueba-y-error bastante riguroso con la comida rápida y la leche.

Con mucho dolor para mi superviviencia en un mundo culinario de guerrilla (léase, la calle, que vas con prisa) copado por el pan, los bollos y los platos ultraprocesados que contienen tanto gluten como leche, he tenido que dejar de comer tanto uno como la otra.

Sí, amigos, ahora resulta que una cosa que le hace mucho daño a mi estómago es el pan, los bollos, la leche, las comidas ultraprocesadas, el colacao, la carne empanada, comer fuera en casi cualquier sitio...

Y no os hablo de los precios. Como tengas que comprar habitualmente pan de molde para celíacos, prepara un presupuesto de 6-9 euros a la semana por persona solo en pan.

Seguro que entre los lectores habrá quien piense que un celíaco debería bastarse con evitar aquello que contiene gluten y que en último término comprar o incluso fabricar «equivalentes» sin gluten de productos tradicionalmente con gluten es un lujo.

Puede que sí.

Y sin embargo, os invito a realizar este ejercicio mental:

Imaginad por un momento que tenéis intolerancia al gluten

No podréis comer:
- rebozados
- bechamel
- pastas
- palitos de cangrejo
- embutidos
- adobados
- frutos secos tostados
- Cerveza
- pan en ninguna de sus formas
- pasteles de ningún tipo (olvidaos de entrar siquiera a una pastelería o a una panadería al uso)
- Si coméis fuera, cremas, salsas o guisos sin preguntar concienzudamente antes
- Harina (ni como espesante)
- pastillas de caldo...

Como todo, esto es solo un ejercicio y hay muchas salvedades a todo lo anterior.

Además, no conviene obsesionarse.

Y hete aquí la segunda parte del post: Si te obsesionas por algo pierdes la manera de conseguir ese algo

Dicho de otra manera, si me obsesiono con algo establezco una relación estatizante que tiende a separarme de ese algo.

 

 

No olvidéis dormir todo lo que podáis, incluso cuando sea por el día.
Y un poquito de ejercicio para activar el cuerpo y obligar a esa máquina a veces vaga a respetar patrones de funcionamiento aceptables (dormir por la noche, comer al menos tres veces al día, ...).

 

Buena caza ;)

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