jueves, 14 de marzo de 2019

Tocar tierra

Hoy por fin he tocado tierra.

Como me estimo tan poco hace años que decidí que mi atractor para tener amigxs sería ofrecer ayuda. Una ayuda que me permitiría ofrecer un rasgo distintivo a mis amistades.

La realidad distó mucho de lo esperado y, como mucho, en estos años he llegado a relaciones de simbiosis en las que ofrezco y me ofrecen ayuda como quienes se quitan los bichos a cambio de protección, etc.

Durante años ha ocurrido esto y se ha entremezclado con el hecho de que yo pertenezco a una clase que no es la proletaria; tengo medios y, sobre todo mientras esos medios no salían de mi sudor, los he ofrecido.

En realidad, estas relaciones, que no pueden llamarse amistades sino mecenazgos, siempre tienen sus problemas, ya que el mecenas siempre espera algo más de su artista. Se dan las relaciones de poder, del mecenas tratando de obtener un plus por su dinero mediante el poder del propio dinero y del artista tratando de sacar más dinero mediante el poder de una multiplicidad de artes.

En realidad el mecenas no puede tener amigxs si no son de su clase.
Sin embargo, como figura en zona de contacto entre dos clases, ¿qué será del mecenas cuando se canse de ser solo valorado por su dinero, en el caso de lxs artistas, o de no encontrar afinidad ideológica, en el caso de sus co-clasistas, más habituadxs al dinero y a ideologías del poder?

Dicho de otra manera: ¿Será capaz nuestro mecenas de escapar a su propia trampa (de dinero heredado y de ideología contagiada)? ¿Será capaz de entablar nuevas amistades no basadas en el dinero y el engaño? ¿Será capaz de escapar a su ideología proletaria contagiada sin volverse completamente huraño y avaro?

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