jueves, 10 de enero de 2019

Comiendo a finales de los 90 Nocilla echada a perder

Mi enfermedad «mental» y física vino años después; primero vinieron años de esconder ropa por coser en los armarios de ropa, olvidar durante meses alimentos abiertos en los armarios de la cocina y postergar durante años la renovación de las paredes o los arreglos básicos de la casa...
Algo nos pasó... y yo solo sé que el olor de aquel bote de Nocilla abierto durante cuatro meses en un verano en un armario olía igual entonces que ahora huele mi ropa cuando está muy sucia... 
Llegamos a Pozuelo en el 92 y mantuvimos la casa al detalle hasta el 97. Recuerdo que mi madre nos echaba sapos y culebras si manchábamos la pared de alrededor de los interruptores al apagar o encender la luz.
Justo a partir del 97 empezaron mis picores (recuerdo el día en que algo me picó en la cama).
Y a partir del 98 mi tía vivía, con mi abuela, a dos portales, en nuestra misma urbanización.

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