jueves, 31 de octubre de 2024

Clavo en la cabeza

 Como cada día enfrentó los ejercicios matutinos con la misma estoicidad que le caracterizaba desde que en verano empezase a sentir las arañas en la cabeza. Levantarse, apagar las alarmas, empezar a sentir el «clavo en la cabeza», con su dolor, su hinchazón, su presión, su sensación de cuerpo extraño y las neuropatías agarrándole nariz y mofletes como si le estuvieran retorciendo cables encima y alrededor de la cara.

El desayuno solía llegar sin demasiado síntoma y no era hasta el primer cigarrillo cuando empezaba a sentir todo el conglomerado en la cabeza.

Las mañanas solían pasar bien, porque solía tener cosas que hacer con su padre, al que tanto quería y del que tanto temía alejarse o que se encontrase peor de su presentida vejez.

La comida no solía ir mal, porque a menudo comía con su padre o con su hermana y cuñados y, aunque había decidido renunciar a los tápers de comida «casera» a domicilio, los días que tenía que comer en casa eran casi los mejores por aquello de comer menos y con menos ansia.

El ansia, el ansia por estar siempre en un lugar entre no elegido y entre equivocado, o al menos nocivo para su bienestar. El ansia que le hacía comer rápido, en ocasiones tan rápido que ganaba a su padre, el eterno «tragaldabas» de la familia. Juntos habían ido conquistando una especie de juicio comedido hacia la comida y sus excesos, aunque había días que se lo saltaban a la torera y luego él no podía parar de ir al baño a cagar una y otra vez líquido y «a chorro».

Era en las tardes donde se concentraba todo aquel sentimiento complejo y complejizante cargado de anhelos por todos los amigos perdidos de aquel u otro colegio, de aquella u otra universidad, que si el erasmus, que si la academia del CCNA...

Lo cierto es que lo pasaba mal. Porque el peso de la pérdida, de las muchas pérdidas a su juicio irreparables, cargaba tanto la balanza que se borraba por inasumible la posibilidad de conocer a alguien, de tener un nuevo grupo de amigos, de conocer a alguien para poco o para toda la vida, de tener hijos y no encontrarse solo en el mundo......

Aquella balanza estaba tan desequilibrada, y las pérdidas pesaban tanto....

Sin embargo, lo que a menudo se escondía a sí mismo es que no podían haber sido tantas las pérdidas, ni de tanto calado, si una gran mayoría de amigos «perdidos» nunca le habían llamado y si el tiempo de amistad había sido quizá forzado por una actitud demasiado peleona por su parte, venga a llamar y venga a hacer acomodo de fuerzas para cuadrar planes que a menudo ni le iban ni le venían o directamente le encajaban a todas luces mal, como trasnochar una noche lluviosa en un antro de sesión reggae a la que el apelativo musical le venia grande.

Era cierto, en realidad la cuestión era aún peor. Se había esforzado por encajar con gentes que poco tenían que ver con él, con sus poses musicales forzadas, sus aficiones por los porros o el CBD (como si fuera menos dañino para una persona como él) y su tendencia siempre a barrer para casa y la última «en mi barrio» (en el de ellos).

Podía decirse que la situación no era mucho mejor con los pocos amigos que conservaba. A su propio juicio, quizá solo una amistad se basaba en no agradar sino ser auténticos. Ella, su amiga, siempre había sido muy crítica hacia él y hacia su aceptación sin más de la enfermedad mental, su tendencia a preferir pagar a pelear las cosas y su preferencia derrotista por el trabajo asalariado frente a una vida a los ojos de él difícil como artista clown.

Necesitaba con urgencia cerrar etapas, aceptar que todo aquello había pasado y elaborar un plan para encarar el futuro.

jueves, 4 de abril de 2024

Tech: Cosas que hacerle a una página web que mantienes (institucional o muy grande i tot allò)

 Cosas que le puedes hacer:

  • Estandarizar los colores

 

  • Homogeneizar las fuentes
    • Una para el contenido
    • Otra para los enlaces (y así te evitas tener que subrayarlos en reposo)
    • Otra más para los menús

 

  • Estabilizar los permalinks (enlaces permanentes, por ejemplo en wordpress) para que todo esté en su sitio y sea fácil navegar

 

  • Diferenciar entre tema de escritorio y tema para móvil

 

    • En el tema de escritorio:
      • Algunos menús irán a la izquierda del contenido
      • Mediante css media only px tal tal consigues que los paddings y margins se apliquen solo a escritorio
      • El menú bonito de arriba es interactivo al pasar el ratón

 

    • En el tema móvil:
      • Todos los menús salvo el principal tienden a ir después del contenido
      • Mediante css media only px (inferior a) consigues ajustar algunas cosas que el tema base
      • El menú bonito de arriba (principal) es estático, generalmente (en mi caso) desplegado, de otros colores y con menos florituras como animaciones al pasar el ratón (aunque para gustos los colores)

 

    • Siempre habrá un tema base que toquetearás en los dos supuestos anteriores.
      • El punto de corte debe ser fluido (si cortas en escritorio >883px, en móvil será <884px)

 

  • Mediante Elements (GeneratePress, es el tema que lleva la web), PageList (plugin) y modificando las opciones de visualización de cada página (Seleccionar: Dos barras literales; sí, «literales» y no «laterales»), se puede hacer que cada sección tenga una bonita barra lateral izquierda con las páginas que la componen que se muestre en todas ellas, haciendo más fácil al visitante saber dónde se encuentra y lo que hay sin intentarlo tanto clicando el menú principal

 

  • Colocar visores PDF en cada página que tenga un enlace a uno. Pero ojo, dejando el enlace sobre el visor para que no quede como un enlace oculto.
  • En cuanto a documentos del centro, emplear el mismo visor pero con las opciones de selección y copia desactivadas.

Y queda una web tan bonita como esta:

https://www.colegiosanfermin.es

jueves, 11 de agosto de 2022

Desubicado buscando una huida

 Voy caminando Castellana abajo salida del trabajo a pesar de que sé que es un barrio por el que parece que no soy bien recibido.

Altos vuelos.

Durante años he creído que yo era una mierda pinchada en un palo y que si algo me impedía retomar el contacto con mis compañeros del colegio de cuando era pequeño era la distancia en desarrollo que nos separaba.

El nuevo trabajo como administrativo, aunque a priori dudo para mi costumbre de batalla, se me está dando cada vez mejor.. Incluso consigo que nuestras herramientas en red de trabajo me hagan caso, aunque me estoy dejando los brazos.

 

A pesar de llevar 5 años viviendo en el sur y de que parece que llevo viviendo más de 20 años desde el sur (aunque en un tiempo viviera en el noroeste de Madrid), decido aventurarme por la Castellana abajo y pasar con mi bolsa de la comida junto a grandes y securizadas instituciones aún a riesgo de que algún alma ávida de reafirmarse me eche de un puntapié o de un balonazo a la calzada..


Mi hermana se mofa de mí cuando le cuento que llevo la última semana cartografiando y en cierto modo viviendo el barrio donde trabajo.. Sé que se esperaba que estuviera cartografiando mi barrio de vivir, donde vivo desde hace algo más de un año. 

Lo cierto es que mi barrio de vivir quizá me dé aún más miedo.

Sé que hasta que no haga mío el espacio donde vivo todas las tardes y los fines de semana serán recurrentes las huidas físicas o figuradas hacia las afueras de Madrid o hacia la montaña, la playa, la evasión de este medio físico en el que antes trataba de ganarme un respecto y ahora, entendidas de otra manera algunas cosas, trato de ser comprendido, de comprender y de participar salvando unas diferencias que, visto desde mi ahora, son solo maneras de vivir e ir completando etapas.

El caso es que consigo llegar a la estación de tren gracias a la cooperativa que se extiende entre la población, por las calles, incluso en el norte, pero cuando estoy en ese tramo aciago entre Nuevos Ministerios y Sol y la cobertura de móvil es un bien preciado reservado solamente a manos hábiles, a veces tengo que escuchar música descargada en el móvil a tal efecto abriendo el vlc, que es un must en la mochila de toda nómada digital.

Canciones: Piel de Pantera (Javier Álvarez) - Buscando una Luna (Extremoduro)

domingo, 19 de septiembre de 2021

La herida

Me doy cuenta de lo inculto que soy y eso me abre una herida. 

La herida. 

O más bien me hace consciente de que esa herida siempre estuvo allí. 

Quizás la vida sea esa vida con esa herida y ser capaces de caminar a pesar de ella, de ese corazón quizá siempre herido.

Pero me rebelo, porque a pesar de mi herida, de esa herida que me da tanta vergüenza, sé que algún día, próximo quizá, daré con mis huesos en la mar.

Quizá para viajar a otras tierras, o a otros entenderes.

Me siento extranjero en mi tierra, si es que hay alguna tierra que sea mía.

Pero esa humildad con que se lleva la herida, es comparable a rejuvenecer y ser de nuevo un niño.

Solo me apena ser un niño de nuevo y no tener con quién compartir esta alegría de vivir, esos aprendizajes y esos descubrimientos.

Me siento acompañado, pero me siento solo. Tengo voces a mi alrededor pero la tarea es ahora mía.

La tarea, la vergüenza, la herida. Es vista por todos, pero solo uno mismo la sufre, la nota.

En esta parte del viaje quizá reclamo más que nunca una mano.

Pero desconfío de cualquier mano y la aparto.

O no sé qué hacer con una mano si lo que necesito es un paño con que curar mi herida vieja.

¿Acaso hallaré un paño, un aliento... un traductor?

Lo cierto es que entiendo poco, muy poco, y sin embargo mi cabeza parece en una primavera adolescente de que la que no consigo salir.

Lo que fui, lo que entendí que esperaban de mí, las promesas que dejé rotas junto a una mesa porque no quise conformarme con ser lo que se esperaba de mí.

Ahora, que nadie espera nada de nadie, ni siquiera de mí, me pregunto qué espero yo de mí mismo y qué estoy dispuesto a alcanzar para encontrar la cura de este corazón herido... que no para... de amarte.

martes, 31 de agosto de 2021

Rebelde sin causa entonces pero todo va llegando ahora

Entendía lo que me decían pero hacía claramente otra cosa, era porque me sentía fuera y, orgulloso como era, no habría aceptado que me guiaran.

Ahora han pasado los años y, aunque no confío ciegamente en el concepto de fluir, siento que algo bueno me espera si confío al menos en eso.

La delgada línea, la fina cuerda y la elástica goma.

Todo va a llegar.

Todo está llegando.

sábado, 17 de abril de 2021

Calma sin pausa

Necesito parar, dejar de tomar decisiones.

Como Kara Thrace cuando necesita que la flota deje de saltar de sistema estelar en sistema estelar para no perder el rastro de su intuición.

A menudo ocurre que las cosas cambian demasiado rápido y no da tiempo a escucharse para saber realmente lo que queremos.

Tomar decisiones en medio de un viaje a hipervelocidad.


Y, sin embargo, el mundo viaja a esa hipervelocidad.

La vida sigue y, si decides tomar un descanso en un apartadero y observar las vistas, al cabo tienes que tomar atajos para alcanzar a tu grupo o sistema de referencia.

A veces los atajos no son buena idea.

A veces pesan en tu expediente.

A veces pesan en tu conciencia.

A veces, simplemente, llegas desreferenciado, o envejecido, como se vuelve de haber atravesado un agujero negro o de haber viajado a velocidad superlumínica.

A veces llegas hecho un adefesio o te sientes un adefesio.

A veces no llegas y tomas a otros como tu sistema de referencia,

A veces no sabes si has encontrado a tu gente y, a riesgo de que te internen por pedir una prueba de ADN, te callas, te callas mucho, y pretendes que son ellos, que has tenido suerte por enésima vez,


¡Ay! Esta costumbre por los apartaditos.

¡Ay! Esa necesidad de buscar la paz para tomar las decisiones.


¿Cuándo alcanzaremos esa velocidad que nos permita el tan ansiado Calma-sin-pausa?

¿Cuándo?


--

Escrito plasmado en escucha de las siguientes canciones:

La hora del timbre (Serrat)
Una vieja canción (Serrat)
Me gusta todo de ti (pero tú no) (Serrat)
Buenos tiempos (Serrat)

miércoles, 3 de marzo de 2021

Fantasmas / Mis obsesiones me permiten alcanzar esos objetos

Bueno, alguna vez igual os ha pasado. Queréis pensar en algo y os viene a la cabeza un fantasma que se apropia del pensamiento.

En mi caso me ocurre con varias cosas:

- A la hora de pensarme/sentirme/entenderme en el mundo, es habitual que piense por ejemplo que mis compañeros de trabajo consideran que soy como esa gente de la que trato de zafarme e incluso que lo piensan porque saben que en el fondo soy como ellos.

En resumen: Sentimiento de culpa

- Si me estoy masturbando y veo porno, a veces no puedo evitar acordarme de un amigo que tuve que era medio proxeneta. En medio de la paja. No puedo evitar que se eche a perder ese momento de hedonismo. Me lo imagino ahí dando órdenes a su cuidada, que pasa a ser la del vídeo. Si ya ver algo tan denigrante me supone reparos, el hecho de que últimamente se me venga a la mente el proto-fantasma de Andrés dándole órdenes a mi objeto de placer cosificado me arruina la existencia.

En resumen: Sentimiento de culpa


A lo largo de mi vida mucho me he jactado de ser anarquista, librepensador, intelectual... 

No soy nada de eso, ya no oso.

Sin embargo, últimamente me doy cuenta de que tengo varios complejos que no había identificado en estos años:

1) acuso al mundo de cuñadismo cuando yo soy el primero (mi padre también). estamos en proceso de superar el cuñadismo pero de momento es lo que somos y tenemos que aceptarlo para ir con más cuidado por ahí

2) acuso al mundo de ser profundamente puritano sin haberme parado a pensar cuáles son las resortes, mecanismos y causas que configuran ese puritanismo; solo últimamente cuando me doy cuenta de que tengo fantasmas en la cabeza puedo entender que quizá el mundo no lo es tanto como yo pienso y que tengo trabajo en casa, y en realidad todo esto me reconcilia un poco con el mundo

En resumen:

1) ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el nuestro


Además, me estoy dando cuenta de que cuando pasas por una época en que dedicas gran parte de tu tiempo a un solo aspecto de tu vida, es fácil descuidar los demás.

Mirando en perspectiva, hace algo más de un año, en enero de 2020, estaba completamente destrozado por el ritmo de vida y no había día que pidiera al mundo parar. No me jacto del hecho global de la pandemia, pero en marzo de 2020 agradecí a los dioses, a dios y al cielo que hubiésemos parado.

Gracias a que no se podía salir recuperé el gusto por el deporte. Más tarde, gracias a que solo se podía salir a comprar o a hacer deporte por las tardes, me volví un amateur de caminata diaria de 10 km.

Además, por haberme hallado cándida en el esputo en una prueba de febrero, allá por abril de 2020 decidí dejar de comer hidratos y azúcares, con lo cual solo comía: carne (magra), pescado (magro), verdura y huevo.

Aunque seguía el régimen bastante a rajatabla, siempre tenía mi refresco de cola cero cero de las tardes y mi recompensa tras la caminata en forma pecadillo choricil.

En diciembre de 2020 decidí volver a comer un poco de todo.

Desde el 8 de enero de 2020, con la nevada que trajo Filomena, incorporé el aceite de orégano ingerido a mi vida y las cosas volvieron a mejorar.

Sin embargo, ahora que ando haciéndome las pruebas de intolerancia al gluten, hongos en las manos y ETS, he aprovechado estas semanas para hacer un prueba-y-error bastante riguroso con la comida rápida y la leche.

Con mucho dolor para mi superviviencia en un mundo culinario de guerrilla (léase, la calle, que vas con prisa) copado por el pan, los bollos y los platos ultraprocesados que contienen tanto gluten como leche, he tenido que dejar de comer tanto uno como la otra.

Sí, amigos, ahora resulta que una cosa que le hace mucho daño a mi estómago es el pan, los bollos, la leche, las comidas ultraprocesadas, el colacao, la carne empanada, comer fuera en casi cualquier sitio...

Y no os hablo de los precios. Como tengas que comprar habitualmente pan de molde para celíacos, prepara un presupuesto de 6-9 euros a la semana por persona solo en pan.

Seguro que entre los lectores habrá quien piense que un celíaco debería bastarse con evitar aquello que contiene gluten y que en último término comprar o incluso fabricar «equivalentes» sin gluten de productos tradicionalmente con gluten es un lujo.

Puede que sí.

Y sin embargo, os invito a realizar este ejercicio mental:

Imaginad por un momento que tenéis intolerancia al gluten

No podréis comer:
- rebozados
- bechamel
- pastas
- palitos de cangrejo
- embutidos
- adobados
- frutos secos tostados
- Cerveza
- pan en ninguna de sus formas
- pasteles de ningún tipo (olvidaos de entrar siquiera a una pastelería o a una panadería al uso)
- Si coméis fuera, cremas, salsas o guisos sin preguntar concienzudamente antes
- Harina (ni como espesante)
- pastillas de caldo...

Como todo, esto es solo un ejercicio y hay muchas salvedades a todo lo anterior.

Además, no conviene obsesionarse.

Y hete aquí la segunda parte del post: Si te obsesionas por algo pierdes la manera de conseguir ese algo

Dicho de otra manera, si me obsesiono con algo establezco una relación estatizante que tiende a separarme de ese algo.

 

 

No olvidéis dormir todo lo que podáis, incluso cuando sea por el día.
Y un poquito de ejercicio para activar el cuerpo y obligar a esa máquina a veces vaga a respetar patrones de funcionamiento aceptables (dormir por la noche, comer al menos tres veces al día, ...).

 

Buena caza ;)

Clavo en la cabeza

 Como cada día enfrentó los ejercicios matutinos con la misma estoicidad que le caracterizaba desde que en verano empezase a sentir las arañ...