Estoy harto.
Estoy harto de seguir actualizando esa página que no sé si algún día migrarán a otro sitio.
Estoy harto de confiar en personas que me fallan.
Estoy harto de confiar en personas que me fallan no solo cuando me fallan sino, también, cuando descubro que lo poco que tenemos en común es que, a nuestros años, nos hemos quedado fuera de los círculos de amigos que un día tuvimos y de los que nos apartamos o apartaron.
Estoy harto de confiar en personas que me fallan no solo cuando me fallan sino, también, cuando el objetivo de salir no es disfrutarnos como personas sino que necesitamos de una actividad de pago para poder pasarlo bien.
Estoy harto de esas personas que me chupan el tiempo, pero no de una manera fácilmente identificable; que se comprometen conmigo en algo que luego no cumplen y me veo obligado a hacer su parte. Esas personas que, a pesar de enviarles mensajes, a pesar de llamarlas, no responden, realizan la maniobra del avestruz durante un tiempo y, cuando ya no se sienten reclamadas, hacen presencia por el foro como si nada.
Me enfada replicar los hábitos que veo como dañinos en mi padre: criticar constantemente en voz alta lo que veo, repetir frases que no son del todo ciertas como arma arrojadiza frente a una realidad que cada día se aleja más del futuro que imaginaba.
Me cansa esa gente que no sabe ver más allá, o que si acaso sabe, no se digna a compartir esa visión conmigo.
Me indigna este presente tan tecnificado en el que parece que incluso las emociones han de ser mediadas [N. del T.: tekné es el término griego para el artificio, lo no natural... lo natural es la autogestión y, por antonimia, lo artificial es la heterogestión, la gestión mediante otro, mediante otra herramienta, otro actor...]
Me indigna que creamos que su tecnología va a permitir nuestra liberación. Podrá haber fallas, grietas del sistema que nos den algo más de tiempo...
Estoy harto de mentirme cada día, de rendirme cada día a los placeres de este mundo tecnológico y tratar de convencerme de que este es un mundo mejor gracias a esa tecnología.
Por otro lado, estoy harto de modernillos y modernillas con pinta o sin pinta de alternativillos y alternativillas que van a cambiar el mundo cuando a lo que realmente aspiran es a tener lo más coool en gadgets o a tener en su armario lo último; en fin, a llenar su ego.
También estoy muy harto de que el poder medie las relaciones y sólo nos llamemos cuando necesitamos un favor, pero no cuando necesitamos un abrazo, como si no fueran en el fondo lo mismo.
En fin, pérdida del nexo grupal, falta de un amor correspondido...
«Soltar todo y largarse, qué maravilla...»
Estoy harto de seguir actualizando esa página que no sé si algún día migrarán a otro sitio.
Estoy harto de confiar en personas que me fallan.
Estoy harto de confiar en personas que me fallan no solo cuando me fallan sino, también, cuando descubro que lo poco que tenemos en común es que, a nuestros años, nos hemos quedado fuera de los círculos de amigos que un día tuvimos y de los que nos apartamos o apartaron.
Estoy harto de confiar en personas que me fallan no solo cuando me fallan sino, también, cuando el objetivo de salir no es disfrutarnos como personas sino que necesitamos de una actividad de pago para poder pasarlo bien.
Estoy harto de esas personas que me chupan el tiempo, pero no de una manera fácilmente identificable; que se comprometen conmigo en algo que luego no cumplen y me veo obligado a hacer su parte. Esas personas que, a pesar de enviarles mensajes, a pesar de llamarlas, no responden, realizan la maniobra del avestruz durante un tiempo y, cuando ya no se sienten reclamadas, hacen presencia por el foro como si nada.
Me enfada replicar los hábitos que veo como dañinos en mi padre: criticar constantemente en voz alta lo que veo, repetir frases que no son del todo ciertas como arma arrojadiza frente a una realidad que cada día se aleja más del futuro que imaginaba.
Me cansa esa gente que no sabe ver más allá, o que si acaso sabe, no se digna a compartir esa visión conmigo.
Me indigna este presente tan tecnificado en el que parece que incluso las emociones han de ser mediadas [N. del T.: tekné es el término griego para el artificio, lo no natural... lo natural es la autogestión y, por antonimia, lo artificial es la heterogestión, la gestión mediante otro, mediante otra herramienta, otro actor...]
Me indigna que creamos que su tecnología va a permitir nuestra liberación. Podrá haber fallas, grietas del sistema que nos den algo más de tiempo...
Estoy harto de mentirme cada día, de rendirme cada día a los placeres de este mundo tecnológico y tratar de convencerme de que este es un mundo mejor gracias a esa tecnología.
Por otro lado, estoy harto de modernillos y modernillas con pinta o sin pinta de alternativillos y alternativillas que van a cambiar el mundo cuando a lo que realmente aspiran es a tener lo más coool en gadgets o a tener en su armario lo último; en fin, a llenar su ego.
También estoy muy harto de que el poder medie las relaciones y sólo nos llamemos cuando necesitamos un favor, pero no cuando necesitamos un abrazo, como si no fueran en el fondo lo mismo.
En fin, pérdida del nexo grupal, falta de un amor correspondido...
«Soltar todo y largarse, qué maravilla...»
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