Estos días ha sido tanto trabajar en algo que, aunque ya logrado, se me antojaba demasiado extenso, casi inabarcable, tanto que se me había olvidado que existía el mundo.
Esta tarde, en Bricomart, aún había sol y aunque quedaba rato para llegar a casa, por fin me he acordado del mundo.
Antes de cenar, en casa, la llamada de Olalla me ha devuelto del todo a este mundo, ha roto por fin mi ausencia, mi austeridad.. mi alienación laboral.
Me pregunto cómo será la vida de quienes viven en una continua alienación.
Y poco más, me voy a dormir... que mañana vamos al teatro :D
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